Finca Caraita
Se encuentra en las montañas de Alicante, dentro de los términos municipales de Benillup y Millena en la Comarca El Comtat, entre la Sierra de Almudaina y el Barranco de Caraita.
La Finca está formada por varias parcelas dispuestas en bancales irregulares y sinuosos, llegando a tener en muchas ocasiones una sola hilera de cultivo. Esta singularidad – las diferentes curvas de nivel – hace que entre los bancales se formen márgenes donde crece de manera espontánea la vegetación autóctona – biodiversidad de flora y fauna – logrando de forma natural el equilibrio del ecosistema, donde también forma parte el cultivo del olivo. Se puede catalogar como un olivar de montaña.
El barranco de Caraita
La altitud de 565 metros sobre el nivel del mar se concilia con la cercanía del Mediterráneo y estas circunstancias crean un clima extremo con inviernos fríos y veranos con altas temperaturas, suavizado por la brisa marina. Existe una relación directa entre la altitud del cultivo el olivo y los beneficios saludables de sus aceites por ser mayores los niveles Coenzima Q10, tocoferoles y compuestos fenólicos que son poderosos antioxidantes con propiedades antiinflamatorias y anticancerígenas, de ahí su amargor y picor.
El entorno
Las tierras son de secano, ya que solo se cuenta con las precipitaciones caídas cada año. Esta limitación hídrica dificulta su cultivo, limita la cosecha y la complejidad en la almazara para su elaboración pero a la vez le da un marcado carácter de calidad al aceite de oliva virgen extra obtenido.
Los orígenes de la Finca son las tierras heredadas de mis antepasados que no superaban la hectárea, donde la variedad predomínate era la Villalonga y algunos árboles de las variedad Blanqueta.
A partir del 2007 me hago cargo de la explotación de los campos introduciendo primero la variedad Arbequina por sus características organolépticas, y su sabor suave y dulce. Años después plantamos la Alfafarenca, original de la zona y un aceite de altísima calidad. A lo largo de este tiempo, fuimos poco a poco creciendo por la adquisición de parcelas colindantes hasta llegar a una superficie actual de algo más de 8 hectáreas con un total de unos 1.250 olivos de las variedades mencionadas (35% Alfafarenca, 30% Arbequina, 20% Villalonga y 15% Blanqueta).
El cultivo de los olivos se realiza en agricultura ecológica certificada en el Comité de Agricultura Ecológica de la Comunidad Valenciana. Finca Caraita – alargada y sinuosa – se encuentra delimitada por la carretera CV-710 y el Barranco de Caraita, permitiendo por ello el cultivo ecológico de toda la finca al no tener parcelas vecinas que obligarían a dejar unas franjas de seguridad por la posible deriva de productos químicos. No tendría sentido de otra manera este proyecto personal, donde existe un respeto máximo por el medio ambiente y por el producto obtenido.
Durante todo el año observamos la naturaleza para que las intervenciones sean lo más respetuosas posibles, realizando el mínimo laboreo para no dañar la superficie fértil del suelo, conservar mejor las reservas de agua y frenar la erosión.
Los olivos reciben los tratamientos fitosanitarios necesarios para su salud y se aplica abonado foliar para proporcionarle los nutrientes, además del estiércol tan necesario para la fertilidad de la tierra. Con la poda se consigue un buen equilibrio de los árboles, una buena aireación y exposición solar de las ramas donde las inflorescencias darán lugar a las aceitunas. Y los restos de poda se incorporan al terreno con su triturado para aportar materia orgánica y mejorar la estructura del mismo. En el campo se deja que crezca la cubierta vegetal – flora autóctona – bajo los olivos para que aporte sus beneficios, realizando un manejo correcto de la misma para que no llegue a competir con el cultivo de los olivos.
En los márgenes se encuentran algunos almendros que ayudan a contener las tierras y dar colorido en el mes de febrero. Durante el mes de abril y mayo son los aislados cerezos los que aportan la hermosa estampa de su floración, a embellecer más el paisaje y además alimentar a los pájaros con sus frutos. Tanto las flores de estos árboles como de las especies herbáceas atraen a los insectos, tan importantes en el equilibrio del ecosistema y control de las plagas.